jueves, 11 de agosto de 2016

De lecturas nuevas que se hacen imprescindibles. Normal, de R. López Herrero.

Soy una lectora compulsiva, voraz. De esas que se sumergen en el mundo sobre el que trata el libro. De las que cojen un personaje de referencia (no necesariamente el principal) con el que se enganchan. De las que no pueden parar de leer, forzando las horas con la excusa de "sólo una página más, sólo hasta el final del capítulo". De las que pasan un tiempo de duelo cuando terminan un libro, paladeándo el final o acordándose de la familia del autor por el mismo.

Normalmente soy fija en cuanto al género de la magia, la fantasía, el terror, la ciencia ficción, y todas sus mezclas y derivados.
Creo que me he leído todos los títulos de Stephen King, algunos hasta dos o tres veces (La Torre Oscura es mi totem), y estoy que muerdo esperando que salga lo próximo de Canción de Hielo y Fuego, entre otros.
Patrick Rothfuss, Joe Abercrombie, Robert Sanderson, nuevos descubrimientos para mí como Robin Hobb, eran mis autores.

Y de repente, un día, me descubro comprando Normal, de R. López Herrero, de quien sólo conocía su faceta radifónica y con el que he intercambiado algunos tweets.

Reconozco que compré el libro sin saber muy bien de que iba, y por la simpatía que me despierta el autor, del que me encanta la capacidad que demuestra en Twitter para reírse de sí mismo y de todo lo que se le ponga por delante, entrando al trapo con gracia en provocaciones y saliendo siempre airoso de discursiones de todo tipo.

Así que me lancé de cabeza a su lectura, con la mente más abierta posible, pues, como ya he dicho, el policiaco no suele ser de mis géneros preferidos, aunque he leído bastante de Camilla Läckberg y no me prodigo por autores españoles.

Y de cabeza me metí en una trama vertiginosa, apabullante en ocasiones, tanto como el propio protagonista. Me sorprendí devorando páginas casi con gula, haciendo mías las sensaciones de los personajes, sintiendo las emociones de todos y cada uno de ellos como si fueran propias. Odiando al malo y admirando a la chica, sintiendo la misma descarga de energía que afecta al protagonista cuando en su cabeza salta el chispazo que le lleva un paso más hacia la resolución del caso. Aplaudiendo con las orejas al llegar al final y absolutamente fan de la última página, donde todo queda tan abierto que invita a disparar la imaginación en las implicaciones de lo desvelado. Lo cual, quiere decir, querido Roberto, que ESPERO que haya más.

Los personajes son totalmente creíbles, los escenarios están muy bien descritos y las tramas principal y paralelas se acoplan perfectamente, haciendo que desees saber más sobre cada personaje. Todo es tan realista, que si mañana leyera en cualquier periódico un titular referente a un crimen parecido...bueno, pensaría que ojalá le dieran el caso a Félix Fortea.

Lo único que me queda por hacer es felicitar una vez más al autor, y recomendar encarecidamente a todos los lectores voraces como yo, sean o no aficionados al género policiaco, que se entreguen a la lectura de Normal. Puedo garantizarles que no quedarán decepcionados en absoluto.


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