martes, 3 de junio de 2014

Tiempos convulsos

Vivimos tiempos de cambio...se ve, se nota, se respira. Hemos visto cosas que parecían utopías, algunas terribles, otras impactantes, todas históricas. Y todo indica que aún pasarán muchas más, puede que cambien nuestra percepción de la vida y el sentido de mucho de lo que damos por hecho. Es apasionante, y también aterrador.

Hemos visto el nacimiento de un nuevo terrorismo, global, despiadado, que trajo consigo los atentados más terribles que se hubieran visto en tiempos de relativa paz.

Hemos pasado (y seguimos en ella por mucho que unos pocos quieran hacernos creer que no es así...) una crisis económica que ha hecho tambalearse los cimientos del sistema capitalista, una crisis que ha agrandado hasta la inmensidad la brecha existente entre la élite rica y la masa pobre y obrera, que ha hecho que el tener un trabajo no signifique vivir con dignidad y que está dejando en la cuneta a miles de personas y acabando con las esperanzas de toda una generación.

Hemos visto como el gran jefe de la iglesia católica abandonaba su cargo, el cual ocupa ahora otro que parece que quiere renovar de veras esa institución obsoleta y podrida, y que, si os soy sincera, ya me extraña que no se lo hayan quitado de enmedio visto y oído algunos de sus pensamientos.

Hemos presenciado y protagonizado el alzamiento del pueblo, pacífico, solidario y magnífico. Manifestaciones impresionantes reclamando que se rescate, lo primero, a las personas, gritándoles a los que mandan que el cargo no es grátis, que trabajan para nosotros, que no pueden hacer lo que les de la gana sin responder por ello.

Asistimos y acogemos con entusiasmo una nueva forma de comunicación, de vivir y de contarlo, de compartir historias, pensamientos, razonamientos, en la que cualquiera puede interactuar con personas afines, anónimas o conocidas, de cualquier punto del planeta.

Vivimos (con ilusión en muchos casos) el nacimiento de otra forma de hacer política, una marea joven y entusiasta que reclama su sitio en las instituciones, espantando a gritos a todos esos líderes apolillados que se agarran a la comodidad de la rutina, exigiendo una modernización de todos los niveles de gobierno de este país, para contar con la gente, para gobernar por y para las personas, líderes nuevos que han crecido viendo y pensando que las cosas están mal, pero que se pueden y se deben mejorar para todos, no sólo para unos pocos.

Ahora tiembla la otra institución que nos vino impuesta, la monarquía. Un rey que abdica porque ve peligrar su comoda posición, que ve como el pueblo ya no le rie las gracias, y que piensa, "mejor irme antes de que me echen". Su heredero no lo va a tener fácil...El pueblo habla, y el pueblo piensa que ya es momento de replantearse muchas cosas, su existencia para empezar. Esta generación ha tenido que aceptar la monarquía porque era lo que había, pero no nos conformamos. No se entiende que mientras los pobres pierden sus casas por el único pecado de haberse quedado en el paro, millones del dinero de todos se dediquen a mantener a una familia cada vez más numerosa cuyo único valor es caer bien a jefes de estado dudosos e interceder por empresarios millonarios para ayudarles a expandirse.

Puede que yo no vea la Tercera República, la mayoría absoluta de la derechona y la connivencia de los que se hacen llamar Socialistas lo impedirá, pero tal vez mi hijo y su generación viva en ella...tal vez ellos sean los que culminen el proceso que ha empezado y que es imparable, le pese a quien le pese. Lo que es seguro es que mi hijo y todos los que ahora son tan sólo unos niños tendrán un futuro difícil, sí, pero también lleno de esperanza.

Sigamos luchando para ayudar a que por fín lleguen, para todos, los vientos del cambio.

1 comentario:

  1. No hemos nacido para rendirnos... Seguiremos... Somos como dice la canción, la mosca que rompió el cristal a cabezazos... ;)

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