miércoles, 1 de enero de 2020

2020

Espera lo mejor, prepárate para lo peor. Esa ha venido siendo una de mis máximas en los últimos tiempos. Sé que como filosofía de vida suena bastante pobre, pero siempre he tenido tendencia al pesimismo, y eso combinado con una sucesión de épocas convulsas, hizo que me escudara detrás de esa sentencia en muchas ocasiones.

Por una parte es una manera de protegerse. Si ya tienes en la cabeza que lo peor puede pasar, pues no te pillará con las defensas demasiado bajas si es lo que acaba ocurriendo, y oye, te llevas una alegría grande cuando no pasa. Pero también tiene un peligro, y es que te acabas conformando con lo mediocre, lo ordinario, lo que no te da la felicidad, es cierto, pero tampoco te hace mucha pupa. Eso es lo que me acabó pasando a mí.

Es cierto que lo de los propósitos de Año Nuevo no deja de ser un brindis al sol. Cuando cambiamos de año, nos sentimos con ganas de hacer cosas diferentes, de dejar hábitos tóxicos y de intentar mejorar nuestra calidad de vida cambiando nuestra manera de pensar. Luego llega el día a día y los buenos propósitos se complican, se enrevesan y se tuercen, así que en su mayor parte, los abandonamos y nos resignamos a volver a la normalidad.

Me gustaría pensar que este año va a ser diferente. El 2020 se abre ante mí como un año lleno de retos. Y no hablo de deseos comunes y algo vacíos como volver al gimnasio o retomar el curso de inglés, este año va de otra cosa.

El reto es cambiar mi vida. Sacudir sus cimientos y pegarle un buen meneo a esta mediocridad en la que me he visto envuelta casi sin saber como, pero fruto de mi tendencia natural al pesismismo y a bajar la cabeza. Se presenta un año duro. Lo tengo asumido, porque todo está preparado para que estalle una guerra, y tendré que armar las defensas. Pero esta vez no me voy a refugiar en la relativa comodidad de la sentencia de inicio. O espero ser capaz de no hacerlo.

Otra frase de esas muy repetidas y que aparecen en todas las páginas de motivación personal es esa que dice que si quieres resultados diferentes, no puedes hacer siempre lo mismo.

Bien. Pues ese será mi mayor desafío esta vez. Esperar lo mejor, y prepararme para que llegue.

Que la Fuerza me acompañe.

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